El próximo martes 26 de septiembre el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se someterá al debate de investidura en calidad de candidato. La sesión plenaria arrancará a las 12:00 horas y él será el primero en intervenir. A diferencia del resto de grupos parlamentarios, no tendrá límite de tiempo y, además, podrá tomar la palabra cuando lo desee. Sin embargo, los discursos de investidura sí que tienen ciertas reglas.
El discurso de investidura ha de contener las líneas programáticas con las que el candidato se presentó las elecciones y, en su caso, las propuestas que le hayan hecho otros grupos para apoyar su investidura, ya que solo podrá lograr la investidura si cuenta con el apoyo de la mayoría de los diputados (mayoría absoluta en primera votación y simple en la segunda).
El discurso de investidura ha de contener las líneas programáticas con las que el candidato se presentó las elecciones y, en su caso, las propuestas que le hayan hecho otros grupos para apoyar su investidura.
Tiene que ser un discurso de propuestas de acción de Gobierno que, lógicamente, responda al momento político y a los retos que deben abordarse, pero son, además, piezas en las que la retórica y el marketing político tienen gran importancia porque se trata de exponer a la Cámara y a los ciudadanos un programa de Gobierno con ideas más estructuradas y mejor desarrolladas que los eslóganes que suelen utilizarse en las campañas electorales, en las que se simplifican los mensajes para llegar más fácilmente al votante.
En un buen discurso el orden importa, motivo por el cual se suelen estructurar en torno a un eje con una idea central a partir del cual se van desgranando las distintas propuestas que se pretenden llevar a cabo y que son un reflejo de lo que el candidato considera que son las soluciones que necesita el país, bien ahondando en lo ya realizado, si se trata de repetir mandato, o contrastando las diferencias si lo que se pretende es dar un giro político sustituyendo a quien ha gobernado hasta ese momento.
«Cuenta una historia, sé conciso, claro y auténtico y no sólo hables, además, di algo”.
Adam Frankel, autor de algunos de los discursos del presidente Obama
Habitualmente, el discurso se estructura por temas y no faltan el bloque económico y de gestión; el político, en el que cobra especial importancia en esta ocasión el modelo de Estado y el encaje con las Comunidades Autónomas; la relación del Gobierno con los ciudadanos, en el que se detallan las política sociales, educativas, migratorias, sanitarias, etc. que se quieren desarrollar y en las que suelen ocupar un papel importante las políticas de igualdad, el bloque dedicado a la transición ecológica y el medio ambiente y los que se conocen como asuntos de Estado, es decir, Exteriores, Justicia, Interior y Defensa.
Las propuestas concretas suelen ir acompañadas del anuncio de las iniciativas legislativas que sean necesarias para llevarlas a cabo.
Lo que formalmente no debería ser nunca es un discurso en negativo porque se trata de un programa de Gobierno a futuro y también es importante mantener el ritmo para que quienes lo escuchan mantengan la atención. Es importante lo que se dice, pero también cómo se dice. Por eso, nunca suelen faltar los ejemplos, alguna anécdota y, por supuesto, los datos.
En resumen, como recomendó Adam Frankel, el autor de algunos de los discursos más efectistas del presidente Obama, “cuenta una historia, sé conciso, claro y auténtico y no sólo hables, además, di algo”.