Mantener un régimen alimenticio equilibrado es crucial para preservar la energía, evitar caídas y sostener la fuerza y autonomía en la vejez, sostiene Vicente Javier Clemente, nutricionista y profesor de Ciencias del Deporte en la Universidad Europea.
Además, Clemente destaca que la sarcopenia, una pérdida gradual de masa y fuerza muscular, es un riesgo significativo del envejecimiento. Si no se presta atención a la dieta y al ejercicio, esta puede iniciarse desde los 50 años y dificultar tareas cotidianas como subir escaleras o cargar bolsas, advierte.
Para mitigar estos problemas, recomienda adoptar la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, proteínas de alta calidad, cereales integrales y grasas beneficiosas.
Por otra parte, señala la tendencia en personas mayores a consumir insuficientes proteínas o excesivos alimentos ultraprocesados, junto con una baja hidratación. Sin embargo, aumentar el consumo de proteínas en cada comida, optar por alimentos frescos y mantener una hidratación adecuada puede suponer una notable mejoría en pocos días.
En cuanto a la distribución de proteínas, Clemente recomienda consumir entre 1,2 y 1,5 gramos por kilo de peso repartidos en las comidas principales y meriendas. Para una persona de 70 kilos, esto significa entre 84 y 105 gramos diarios. Este reparto, acompañado de actividad física regular, ayuda a preservar la masa muscular y la movilidad, asegura.
Además, para asegurar una alimentación completa, sugiere planificar menús variados, ajustar texturas si hay problemas para masticar y evitar que la persona mayor coma sola. La compañía y una presentación atractiva del plato son tan importantes como los nutrientes que contiene, apunta.
En casos de pérdida de apetito, recomienda preparar platos pequeños pero ricos en nutrientes, añadiendo huevo, queso, frutos secos o aceite de oliva. Batidos, purés y tortillas son alternativas fáciles de ingerir y nutritivas. Para condiciones crónicas como diabetes tipo 2 o insuficiencia renal, insiste en personalizar la dieta sin comprometer la ingesta de proteínas. Específicamente, en diabetes aconseja carbohidratos de absorción lenta junto a proteínas magras y verduras; en insuficiencia renal, sugiere ajustar la ingesta de minerales como potasio o fósforo bajo supervisión médica.
Finalmente, Clemente concluye que la nutrición en la tercera edad no solo mejora la salud física, sino también el bienestar emocional y social, ya que comer adecuadamente da energía, mejora el ánimo y contribuye a que las personas mayores se sientan acompañadas y activas.